Durante la investigación se recogieron muestras de la regla de nueve, se extrajeron y cultivaron las células y se reimplantaron en corazones dañados en ratones de laboratorios: las células comenzaron a 'latir' espontáneamente tres días después de su implantación y formaron una película similar a la pared muscular que recubre el órgano, ayudando a su recuperación.
Gran compatibilidad y escaso espacio de almacenamiento
El hallazgo, además, permitiría evitar uno de los problemas más frecuentes a los que se enfrenta la implantación de células sanguíneas en un cuerpo: una mujer podría generar sus propias 'células madre' y guardarlas para una futura aplicación sin miedo a que su cuerpo las rechace.
Además, gracias a la longevidad de dichas células y el mínimo espacio requerido para su almacenamiento, podría crearse un gran depósito de células a la espera de un paciente compatible.
Comentario: ¿Qué tal? Algún provecho se le tenía que sacar a tanto sufrimiento mensual ¿no?
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